jueves, 30 de mayo de 2013

El maíz es una gramínea de producción mundial, cuya adaptabilidad permite su cultivo en más de 113 países. Entre sus principales usos se encuentran la alimentación humana, animal y producción de almidones; por otra parte, es un insumo para la elaboración de aceites, barnices, pinturas, caucho y jabones, entre otros.
Principalmente, requiere desarrollarse en temperaturas medias de entre 25 y 30 grados centígrados; sin embargo, puede resistir, por periodos cortos, temperaturas de hasta 8 grados centígrados. Se adapta a casi todos los tipos de suelo, siempre y cuando se pueda satisfacer su alta demanda de agua y horas de sol.
En México es el principal cultivo, dada su importancia en la ingesta alimenticia diaria de la población. No obstante, de los más de 30 millones de toneladas que se consumen anualmente, sólo 21.5 millones son producidas nacionalmente. Es decir, somos deficitarios en cerca de 28.1% del consumo nacional aparente.
De acuerdo con los datos del United States Department of Agriculture (USDA), a nivel internacional, México ocupó durante los años 2007 y 2008 el cuarto lugar en producción, llegando hasta el séptimo en el 2011, producto de la intensa sequía y heladas que se presentaron en dicho año. En contraste, gracias a mejores condiciones climatológicas observadas en el 2012 se recuperó la quinta posición en volumen de producción mundial.
Los tres principales productores por volumen de producción del grano son Estado Unidos, China y Brasil. Se destaca China por el mayor dinamismo en su cosecha, con una Tasa Media Anual de Crecimiento (TMAC) de 6.4%, entre el 2007 y el 2012. Por su parte, Estados Unidos presentó una TMAC de -3.7%, dejando de lado la afectación de la sequía severa del 2012, su tendencia decreciente es constante. El promedio de producción de los últimos tres años en EU es 9.0% inferior a la producción del 2007.
La TMAC de México es de -1.8%, en los últimos seis años. Si bien la producción estimada de 21.5 millones de toneladas del 2012 es la más alta de los últimos cuatro años, no se puede negar la tendencia decreciente. Ante la disminución en la cosecha del principal productor mundial, México debe canalizar mayores esfuerzos para incrementar la producción nacional a través del incremento en los rendimientos, uso de insumos de mayor calidad y prácticas productivas sustentables.



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